Se llama articulación a la estructura anatómica que permite la unión entre dos huesos o entre un hueso y un cartílago.
Las funciones más importantes de las articulaciones son constituir puntos de unión entre los componentes del sistema óseo (hueso, cartílagos), y facilitar movimientos mecánicos, proporcionándole elasticidad y plasticidad al cuerpo.
Las articulaciones experimentan un desgaste producido por el tiempo y también por lesiones que perjudican a la estructura articular. Los diferentes tipos de articulaciones sufren patologías que provocan molestias y en ocasiones trastornos graves a los pacientes. Las diferentes articulaciones del organismo dependen de un grupo de músculos que les sirven de soporte y se estabilizan mediante ligamentos que tienen la función de reforzar la cápsula articular.
Algunas de las articulaciones tienen hendiduras que están subdivididas por un menisco o disco. Estos discos, ricos en colágeno, tienen una función amortiguadora y mejoran el contacto articular. El desgaste articular debe ser tratado con medidas que regeneren las estructuras de la articulación.
Hay que tener en cuenta que únicamente el cartílago es incapaz de proceder a una restauración completa de su estructura, por lo que es muy importante evitar lesiones en esa zona, que antes o después son responsables de la aparición de artrosis.